jueves, 8 de octubre de 2009

La menstruación... eterna incomprendida






Con gran asombro he descubierto últimamente que con mucho bombo, la industria farmacéutica anda anunciando el aparentemente anhelado fin de la menstruación. Para quienes no lo sepan, esperando aprobación (por lo menos hasta el momento en que leí la noticia) se encuentra la nueva píldora Lybrel, anticonceptiva que no requiere descanso y que por lo tanto elimina el sangrado. Ya en el mercado se consigue Seasonale, una píldora con la que sólo se tienen cuatro reglas al mes. Ante todo este alboroto en torno a la completa eliminación del periodo, debe considerarse además que en la actualidad difícilmente se le puede llamar menstruación a los inscipientes sangrados entre una caja de pastillas y otra.


Las opiniones de las mujeres no se han hecho esperar. Algunas piensan que esto permitirá una segunda revolución sexual; otras, que se nos está privando de un proceso profundamente espiritual; otras, que es un error jugar de esa manera con las hormonas y suprimir un indicador de salud. Susan Rako, médico especialista en salud de la mujer, considera esta aventura como el "mayor experimento sin control de la historia de la ciencia médica".*1

La información está ahí para quien quiera buscarla y juzgar, pero quiero comentar aquí lo que significa esto en mi experiencia personal.

Hace unos meses fui diagnosticada con síndrome de ovarios poliquísticos. Desde la adolescencia había tenido distintos problemas hormonales y de ausencia de reglas, y todos estos problemas fueron silenciados por los médicos con prescripciones de pastillas anticonceptivas. El año pasado decidí que tomar pastillas no era una cosa natural y que no podía ser positivo a largo plazo jugar y engañar al cuerpo de esa manera, así que corté con ellas. Seis meses después se me fue la regla, volvieron los sube-y-baja de las hormonas, y la libido se me fue al suelo. Me descubrieron los quistes en los ovarios y ahora estoy tratando de componer con plantas y con yoga lo que años y años de pastillas sólo habían camuflado.

Ahora bien, por mi acercamiento al tema de la mujer desde distintos ángulos a lo largo del último año, me había topado con el libro
Luna Roja, los dones del cilco menstrual de Miranda Gray. Comencé a leerlo cuando ya mi menstruación había desaparecido y lo que descubrí a medida que avanzaba en su lectura fue que me había quedado incompleta; que había perdido algo de incalculable valor para la mujer. Poco a poco me adentré en sus páginas llenas de misterio, de belleza, de femineidad. Y entre más avanzaba más quería volver a tener mi periodo y a vivirlo como es debido. Después de un mes de visualizaciones, terapia con colores, hierbas, búsqueda de arquetipos y cuanta cosa encontré que podía ser útil, me llegó el periodo... ¡Creo que nunca lo había reicibido con tanto entusiasmo! Esa lectura, ese descubriemiento, ese reencuentro conmigo misma, es una de las tantas cosas que durante el último año me han cambiado la vida. Es una experiencia que merece ser vivida y que bajo ninguna circunstancia debe ser eliminada o silenciada de la vida de una mujer.

Así que ante la inexorable presión por acallarla y desaparecerla, de ahora en adelante incluiré una entrada totalmente dedicada a ella. Aquí comentaré mis experiencias y apreciaciones, junto con las de aquellas mujeres que como yo, hayan encontrado en su menstruación un vistazo de los sagrado, un momento de inimaginable poder y valor, y en su ciclo menstrual, el ritmo natural y milagroso de la vida.


*1 ¿El fin de la Menstruación? www.elcuerpo.es

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