Rose Marie Muraro, escritora brasileña: “Hay que pasar de
una economía masculina a una femenina”
Entrevista con la escritora Rose Marie Muraro, considerada
la patrona del feminismo brasileño.
Autora de 35 libros, “solo 20 grandes”, Muraro se mantiene
productiva y luchadora a sus 79 años y anuncia una nueva obra para 2011, con
propuestas para una economía de cooperación y solidaridad, que rescate valores
como el trueque e incorpore una perspectiva de género al desarrollo. Otros
1.600 títulos fueron publicados bajo su dirección en las editoriales Vozes y La
Rosa dos Tempos, dedicada a los temas de género.
Nació casi ciega y solo a los 66 años logró una buena visión
gracias a una cirugía. Pero ese problema no le había impedido estudiar Física y
Economía, tener cinco hijos en un matrimonio de 23 años, impulsar el feminismo
brasileño y oponerse a la dictadura militar que rigió el país entre 1964 y
1985. Tampoco obstaculizó su papel como difusora de la Teología de la
Liberación a través de Vozes, la editorial católica que codirigió con el
teólogo Leonardo Boff.
-¿Cómo explica que las mujeres tengan ya más escolaridad que
los hombres, pero sigan ganando salarios inferiores y sufriendo más el
desempleo y la informalidad?
-Eso está mejorando, las mujeres ya ganan cerca de 90 por
ciento de lo que ganan los hombres. Un gran obstáculo es la baja representación
femenina en los legislativos de la nación, los estados y los municipios. Las
mujeres tienden a votar más por los hombres. La candidata presidencial (actual
Presidenta) Dilma Rousseff tiene más apoyos masculinos que femeninos, según las
encuestas. Es necesaria una campaña por el voto femenino.
-¿Por qué las mujeres no hacen prevalecer su mayoría
absoluta como electorado?
-Debido al prejuicio en ellas mismas de que la mujer es
inferior. Todavía tenemos una mayoría de conservadoras entre las mujeres, que
defienden el patriarcado y consideran el hombre más preparado para gobernar.
Además, como parece “natural” que los hombres tienen más posibilidad de ser
elegidos, los partidos otorgan a ellos más recursos. Las candidatas quedan
entonces con menos propaganda y menos dinero en sus campañas electorales. Pero
ya hubo una revolución desde la píldora anticonceptiva. Hace 40 años solo
teníamos un cinco por ciento de parlamentarias, hoy el doble. Brasil sigue con
uno de los índices más bajos, lejos del 50 por ciento de los países del norte
europeo, pero estamos mejorando por el trabajo feminista.
Es interesante que para las elecciones de octubre hayamos
tenido dos buenas candidatas a la Presidencia, con Dilma Rousseff en mejores
condiciones de ganar porque es apoyada por un gran hombre, que redujo la
pobreza en el país, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva. (La otra aspirante
es Marina Silva, ex ministra del Ambiente y postulada por el Partido Verde)
-¿En Brasil está establecida una cuota femenina de 30 por
ciento en las candidaturas de cada partido. ¿Esto no ayuda a la mayor
participación?
-Muy poco, porque los partidos no la cumplen y falta
autoestima a las mujeres que, al juzgarse inferiores, no se postulan. Además
está el tema de las candidatas “naranjas”, hijas, esposas o hermanas de
políticos conocidos que sí triunfan. Es una “participación perversa”.
-¿No es contradictorio con la superioridad de las mujeres en
años de estudios y su mayoría en la enseñanza secundaria y universitaria?
-Es que solo escolaridad no basta, es necesario una
educación específica de género. Que no se separen juguetes para niños y niñas,
que ellas y ellos practiquen los mismos deportes, niños con muñecas, niñas en
el futbol. Hay que modificar la enseñanza machista, que es competitiva, para
que sea colaborativa.
-Pero la enseñanza está en manos femeninas, las mujeres
dominan la docencia.
-Físicamente, pero no mentalmente. Es necesario formar a las
profesoras para la educación de género. Es necesario cambiar los libros. El
vocabulario está impregnado de machismo, la gramática está volcada al hombre y
se puede imaginar cómo están las mentes de las personas.
La tarea es gigantesca, demanda generaciones porque los
cambios culturales son más profundos y por ende más lentos. Pero están en
marcha. Hace 30 años yo luchaba solitaria, aplastada. Ahora la sociedad me pone
alfombras de flores. Hubo avances, victorias no, porque esa palabra tiene
dentro la competitividad machista.
-Usted vincula la equidad de género con un cambio radical en
la economía. ¿Por qué?
-Sí, porque la economía aún es masculina, lo que significa
dominación y competición, la matemática del gana-pierde, la maximización de los
intereses. La visión de la mujer es la opuesta, colaborativa, desarrolla la
economía solidaria, el gana-gana, poniendo a la persona en primer lugar y no a
la utilidad.
-¿Cómo se manifiesta concretamente esa economía femenina?
-En el microcrédito, por ejemplo, que es para pobres y casi
todo destinado a mujeres, sin insolvencias. En las experiencias de economía
solidaria con monedas complementarias. En Fortaleza (gran ciudad del nordeste
brasileño) con la moneda complementaria se logró transformar una primera
“favela”(barriada pobre) insalubre en un barrio saneado, de clase media. La
economía del cuidado (de niños, adultos mayores y enfermos) es netamente
femenina y poco valorada en el mercado. Las mujeres suman 90 por ciento de las
cuidadoras, según las Naciones Unidas. La mujer en el poder cambia la
naturaleza del dinero.
Es lo que explico en el libro Reinventando el
capital-dinero, que debo lanzar en el primer semestre de 2011.
-También escribió Diálogo para el Futuro, junto con la
economista británica Hazel Henderson, donde propone sustituir conceptos y
mediciones como el PIB (producto interno bruto).
-El PIB cuenta como riqueza el dinero ficticio y recursos
que se pierden, por ejemplo, el petróleo que se exporta y no es renovable.
Tendría que descontar la contaminación, la deforestación, la degradación de la
tierra. La destrucción de la especie humana la provoca el hombre que promovió
el super consumo y no quiere pagar por la contaminación. El juicio de la humanidad
viene por el medio ambiente, que cuando se manifiesta acaba con la especie,
vengo advirtiendo eso hace 40 años.
-¿El feminismo supone también otra ciencia y tecnología?
-Sí, la mujer tiene otra forma de hacer ciencia,
colaborativa, de ciencia para la vida, con distribución para todos, nunca
patentaría células como Craig Venter (el biólogo estadounidense que encabezó el
proyecto privado del genoma humano).
¿Por qué? Porque carga el feto, alimenta el bebe, cuida de
todos. Otros datos de Naciones Unidas apuntan que es femenina 80 por ciento de
la militancia ecológica, 90 por ciento de la militancia contra la guerra y 70
por ciento de la militancia contra la pobreza.
Por Mario Osava · (Río de Janeiro)
10.11.2010
Fotografía: Rose Marie Muraro (mulherespaz.org.br)
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