Cuando empecé este blog acababa de estrellarme con la serpiente multicolor. La diosa se abría ante mis ojos mágica, voluptuosa.. llena de poder. Me deslumbraban mis propias memorias de soberanía femenina, de hechicería, de comunidad de mujeres; me llamaban las plantas con nombres ancestrales, me cantaban y encantaban las aguas de los ríos.. me acogía la madre plena, la madre hermosa, la madre tierra.
Si en el parto nacen a la vez el individuo y la madre, y se en el parto se da forma a la capacidad de amar de ese nuevo ser... ¿para qué seguir poniendo paños de agua tibia sobre las penas de este mundo abatido? En el parto estaba la clave, y en la partería la respuesta.
Busqué, tejí, uní mis fuerzas a las de otras parteras. Creamos algo nuevo y maravilloso.. una asociación de parteras, y con manos y sabiduría de mujer, empezamos a atender partos en casa, sabiendo que el apoyo en Colombia ante este tema es nulo y el desconocimiento descarado.
Así comencé yo mi propio viaje. Mi propia gestación. No tengo palabras para las cosas que he visto hasta la fecha. No puedo siquiera empezar a explicar el misterioso espacio que se habita cuando se está ante una mujer en trabajo de parto. No sé cómo describir el enigmático acontecimiento que es nacer o dar a luz... los ojos y el corazón se embotan a la vez que permanecen en un magnífico estado de alerta. LA VIDA sucede ante mí...
Despacio.. despacio... un grito fuerte..... despacio como viniendo de un mundo lejano, asoma una cabeza... y en la oscuridad de esos muslos fuertes y cansados, unos ojos que se abren. El cuerpo está adentro aún.. la madre respira.. en la sombra hay unos ojos que me miran!!!
Daniela y Frank toman a Lolita entre sus brazos... lloran.. yo lloro también.
Ese día cambió para siempre mi vida. El universo hizo una niña.. hizo un padre.. hizo una madre.. hizo una partera... hizo una mujer.
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