jueves, 9 de agosto de 2012

Para Dorila con mi corazón

Mi bisabuela Dorila Amador, de quien desafortunadamente sé muy poco, murió dando a luz por doceava vez, dejando huérfanos de madre a sus hijos y viudo a mi bisabuelo quien luego habría de enfrentar sólo el destierro.  Yo, que ando recogiendo entre la niebla pedazos de esa historia tan antigua, me entero de este dato a la vez que decido dejar (tal vez sólo transitoriamente) mi trabajo como doula y aprendiz de partera.  ¡Qué conmovedor y maravilloso ha sido para mí toparme con el recuerdo aún borroso de esta desconocida mujer! ¡Qué sentido le ha dado su vida a mi historia y al breve momento en que mi camino se pintó de partería  para presenciar una y otra vez el milagro del nacimiento!

Dorila... se me llenan los ojos de lágrimas cuando pienso en esto... he sanado para ti y tu descendencia la historia de tu parto. He recreado tu nacimiento en los nacimientos que he acompañado. He reivindicado la memoria del buen parir, he reconstruido tu cuerpo, he acunado a Hernando con mis manos y te he visto salir a ti, intacta, fuerte, agradecida ¡sabiéndote mujer y dueña de tu vientre! Les he dado vida a ambos con mi vida, he sido testigo del amor que no pudieron profesarse... he abrazado a muchas madres con sus hijos y les he visto sonreír mientras se miran como ustedes nunca pudieron hacerlo... Que sean benditos los dos... sus tristezas las consuelo con mi propio llanto. Sus ausencias las  caliento con mi propio corazón. 

Le agradezco a la vida y al espíritu la oportunidad que me fue dada. No sólo por lo que dejo construido... no sólo por las mujeres que de aquí en más tendrán la oportunidad de parir como ellas quieran; no sólo porque en esta lucha estamos restituyendo el derecho sobre nuestro propio cuerpo; no sólo porque cooperamos con la posibilidad de un nacimiento digno; no sólo porque tratamos de disminuir el impacto de la herida primal; no sólo porque en el milagro de la maternidad toqué mi propia mujer adulta; no sólo porque eché un saber más a mi maleta... 

Doy gracias a la vida,  a mis compañeras y  a la Providencia porque con mi trabajo he sanado la historia de mi familia, he llorado la muerte de Dorila y la he amado y la he resucitado.

Todo en la vida pasa por las fibras de nuestro corazón. En el camino de la consciencia nada es casualidad. Decimos siempre que quien no conoce la historia está condenado a repetirla, y pensamos en la historia del mundo y de las sociedades... pero es adentro de la psique donde esta verdad es más verdad que nunca. 

Mirar para atrás es mirar para adentro... sanar el pasado es sanar el presente y el futuro. 

Echo a andar ahora con un dolorcito menos. Ante mí se abren todas las puertas. Te llevo Dorila en el corazón.. y qué digo en el corazón... te llevo en el útero. Te llevo en cada lunación.  Acompáñame tú a mi.. ¡vamos a ver los mundo que no pudiste!



1 comentario:

  1. es tan hermoso leerte! gracias por compartir tu sabiduría. Qué hermosa esa Dorila, y qué importante es para las mujeres sanar nuestra historia familiar, todas deberíamos conocerla para transformarla, ya que todas tenemos el don de curar ♥

    ResponderEliminar