jueves, 17 de enero de 2013

Amor libre... ¿para qué?

Los amantes. Harold Hitchcock

Mi mamá, que es una persona totalmente recta, que es la maternidad encarnada, que es monógama hasta el tuétano a pesar de no ser en absoluto religiosa, me increpó alguna vez sobre los extraños rumbos que andaba tomando mi vida personal, amorosa y sexual. Su preocupación era - y es - que mi matrimonio termine por acabarse y que se dañe mi relación con la persona que escogí para casarme.  Me dijo en aquella ocasión que lo que estábamos haciendo no podía conducir a nada bueno porque las relaciones había que construirlas. Yo, naturalmente, tenía cosas que decir al respecto en su momento y cada día que pasa he podido reafirmarme más en ellas, de manera que puedo compartirlas con la tranquilidad que me da esta felicidad permanente en la que me mezo día tras día.

Amantes-Mariposa. Javier Rubinstein
Antes que nada, estoy de acuerdo con mi mamá en que las relaciones hay que construirlas. ¿Cómo se construyen? Bueno... mi idea es que las relaciones se construyen ante todo, con honestidad. Y yo he sido honesta. A veces la honestidad frontal es un poco fuerte y malinterpretada como crueldad... pero uno aprende a decir las cosas. Y es necesario aprender a afrontar las consecuencias de nuestras decisiones. También es bello, cuando vemos que nuestros sentimientos, por más extraños que sean, suelen tener ecos en otros corazones.  Las mentiras en todo caso siempre (SIEMPRE) terminan por descubrirse, y nada hay más doloroso que el engaño. De manera que, en primera instancia, creo que la honestidad que hay entre  las personas que amo y yo ha sido fundamental para manejar la situación correctamente y para poder decir con seguridad que las relaciones que tengo, las estoy construyendo.

¿Que esto no conduce a nada bueno? Discrepo. La libertad que nos damos para amar y compartir ese amor, nos ha engrandecido en miles de formas y nunca para de hacerlo. Día tras día, con cada cotidiana decisión que tomamos, estamos liberando la mente, rompiendo hábitos, extendiendo nuestros propios límites. Lo hacemos cuando compartimos una salida a cine o cuando pasamos tiempo con otros amigos. Lo hacemos cuando decidimos con quién pasar la noche, o la tarde, o el almuerzo. Lo hacemos cuando nos despedimos sabiendo que otra persona se quedará en el lugar que estábamos habitando juntos hacía un momento. Lo hacemos todo el tiempo.. a toda hora: Un ejercicio de tolerancia, de sinceridad, de templanza, de autocontrol, de flexibilidad.

Hoy mientras escribía el título de esta entrada pensé: "¡qué ridículo! ¿amor libre? ¿acaso puede el amor ser de otra forma? ¿acaso es amor si no se vive en libertad?"   Naturalmente entiendo que la expresión tiene ciertas connotaciones, que surge de ciertos contextos, etcétera, etcétera... pero vale la pena reflexionar sobre ello porque es que a veces damos tantas cosas por sentado!! Vivimos, como ponía el otro día la cita de Jodorowsky, en un idioma; y si no podemos aprehender sus delicadezas, no podemos tampoco descubrir verdades veladas, ni cambiar su efecto permanente e invisible en nuestras vidas. 

Dino Valls. 
El amor no puede ni debe ser otra cosa sino libre. ¿Por qué habría uno de querer que lo quisieran de otra manera? El amor es en esencia libre. Libre de irse o quedarse. Libre de arder o de apagarse. Libre para ser de dos, de tres o de diez. Libre para tocar todo lo que lo rodea. Libre para transformar y libre para transformarnos. Pero este amor mágico... el amor alquímico, transmutador; el amor que todo lo arrasa, que todo lo limpia, que todo lo soporta y todo lo sostiene, requiere la total voluntad y entrega del corazón para ser sentido, y la rendición de la mente para ser vivido.  ¿Cómo puede el amor obrar en un alma llena de miedo? ¿Cómo puede llenar una copa que no está vacía? ¿Cómo puede levantarnos en el aire y hacernos tocar el infinito si tenemos tan recias cadenas atadas al suelo?

El amor libre, requiere una persona libre. El amor íntegro, requiere un recipiente íntegro. El amor avasallador, requiere un corazón dispuesto.  Y este amor no es una persona... es el AMOR, así con mayúsculas... el que ensalza el espíritu, el que corona la frente de laureles. El que nos cava hondo y nos levanta. El que viene de allá.. del Espíritu.  


Discutir sobre las relaciones... si abiertas, si no abiertas, si monógamas, si poliamorosas, es tontería. Es nimiedad. Cada quien tendrá que buscar lo que mejor le convenga. Pero no para perpetuar modelos sociales. No para acomodarnos al paradigma. No para asegurar compañía. No por el miedo a estar solos. No. Buscar, en verdad buscar, es abrir el corazón completamente, y allí en la oscuridad, dejarlo que nos hable libremente del amor. 

Tres amantes. Théodore Gericault

1 comentario:

  1. Gracias, totalmente de acuerto contigo, el amor para ser libre tiene que provenir de una persona libre, en la medida que nos vayamos liberandos de nuestras corazas psíquicas y somáticas, estaremos en el camino hacia poder amar de forma 'libre'. Un abrazote.

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