jueves, 17 de diciembre de 2009

Sirenas





Mitad mujer y mitad pez,  hermosos seres acuáticos que cepillan sus largas cabelleras a las orillas de los mares mientras entonan melodías con las más bellas voces. En el imaginario más popular,  criaturas perversas que con sus cantos y hermosura gustan de atraer a marineros incautos, quienes presos de un deseo incontrolable sucumben ante ellas para ser arrastrados al fondo del océano donde encuentran la muerte. 


Las sirenas son una de mis imágenes femeninas preferidas. Son mágicas, seductoras, sensuales, hermosas, misteriosas, fuertes, caprichosas, hechiceras, amantes...  Las sirenas no sólo presentan aspectos muy fuertes del carácter de la mujer en tanto que ser humano, sino que, por su naturaleza animal, representan el lado salvaje e inaprensible de la misma. 

Como ya se ha comentado sobre otras figuras femeninas, la mujer ha estado siempre asociada al agua y por tanto, a animales ligados a esta;  húmedos, escurridizos, palpitantes, como lo son las ranas, las serpientes y los peces. Las sirenas y nereidas representan esta asociación. Pero aparte  de este vínculo primitivo y mitológico entre la mujer y las criaturas provenientes de las aguas, la sirena representa algo más: el miedo visceral y ancestral del hombre a la mujer. El temor a su naturaleza desconocida y al misterio infinito,  y sobre todo, el miedo a "caer entre sus redes", a perder la razón o la vida víctimas de un  amor o deseo incontrolable.  

Pero la sirena no es perversa en sí misma. Si su amor y su canto resulta fatal no es porque busque intencionadamente el perjuicio del hombre. Es por el contrario su carácter indomable, su amor intenso y caprichoso, y su fidelidad a su propia naturaleza lo que la hace irresistible, y lamentablemente letal, por no compartir los mismos dominios del hombre. Es ahí donde residen a la vez su encanto y su amenaza. 

En otras culturas,  especialmente aquellas que dependen del océano y sus frutos, la sirena es de hecho un ser benigno y compasivo, ya que proviniendo de un mar dadivoso y proveedor, no podría  ser de otra forma.  


Fuentes
RODRIGAÑEZ, Casilda. El asalto al hades. La Rebelión de Edipo, primera parte.  Casilda Rodrigañez. 2004 España
CASTELLANOS, Susana. Diosas, bruja y vampiresas. El miedo visceral del hombre a la mujer. Grupo Editorial Norma. 2009. Colombia

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