lunes, 4 de junio de 2012

Carta de una mujer apatica Jineth Bedoya (líder del plantón Ni una más y miembro del diario El Tiempo)


de La Brújula, el Sábado, 2 de junio de 2012 a la(s) 18:25 



Buenas tardes Jineth,

Le comparto antes que nada mi sincera admiración por su persona, en calidad de mujer y de sobreviviente. He seguido su caso en los medios y me siento conmovida por ser precisamente usted quien lidere varios frentes de respeto hacia las mujeres sobreponiéndose a su experiencia personal.

Soy bogotana de 33 años, ciudadana del común. No pertenezco a ninguna organización de ningún tipo y jamás he asistido a ninguna marcha en pro de nada. Pero el caso que estos días nos toca el sentido a todas las mujeres y que nos tiene indignadas, dejémonos de vainas que a mí lo que me tiene es EMPUTADA.

El Tiempo.com no se cansa de dar el detalle amarillista de cómo el ano y los genitales de esta mujer fueron destrozados. Si este medio de comunicación pudiera con sus detalles terminar de menoscabar la dignidad de Rosa Cely, lo haría.

El motivo por el que le escribo es una reflexión de tiempo atrás sobre la manera que tienen los medios y la propaganda institucional de cubrir el tema de la violencia sobre las mujeres.

Busque usted cualquier material de propaganda institucional (afiches, volantes o avisos en la web) y corrobore que la imagen recurrente es la de una mujer con moretones o sangre en su cara o cuerpo, con el rostro en un gesto de terror, tirada en el piso cubriéndose de los golpes y general, UNA MUJER VICTIMIZADA. Pero ¿cuándo será que muestran la otra cara: la del hombre desfigurado de sevicia, enfermo mental, salvaje y bruto? ¿Porqué para cubrir estos temas jamás se muestra la otra parte y se insiste en mostrar a la mujer después de haber sido violentada y mancillada, después de haber sido despojada de su dignidad? Esos cartelitos -de los que ya estoy HARTA- con mujeres tiradas en el piso protegiéndose de los golpes de una mano que aparece siempre en la sombra como si no fuera de nadie ¿no contribuyen a perpetuar la imagen de las "pobresitas mujeres"? ¿PORQUÉ LA VÍCTIMA SIEMPRE MUESTRA EL ROSTRO PERO EL VICTIMARIO PERMANECE EN EL ANONIMATO? A las mujeres no las violan fantasmas, las violan hombres de humanidad disminuida, deformes y con problemas mentales, que son los mismos culturales de la inmensa mayoría de los hombres colombianos, pero exacerbados y llevados al límite, puestos en práctica.

Con razón cada vez que se habla del tema de la defensa de los derechos de las mujeres salen miles de hombres -y de mujeres- haciendo una mueca de fastidio como quien dice "otra vez las feministas con el sirirí de los derechos de las mujeres" ¿No será que una manera de sensibilizar a los hombres sobre el tema es hacerles entender que el problema ES DE ELLOS y no nuestro y consecuentemente mostrarlos más a ellos en las publicidades contra la violencia de género? O, como en este caso, sacar la mirada morbosa y amarillista del cuerpo de Rosa Cely en las noticias que cubren el caso y enfatizar en el problema mental que sufren miles de hombres que se atribuyen el derecho a ultrajar un cuerpo desde los HORROROSOS piropos por los cuales no podemos andar en paz por la calle, hasta una violación brutal como la sufrida por Rosa Cely.

Un correo no es suficiente. Ni una marcha. Si no se hace algo desde la publicidad en esa mentalidad masculina de creer que manosear a una mujer en la calle es una tontería y no se enteran de que a uno como mujer lo que le produce es un profundo asco y resentimiento, si no se les involucra en la publicidad, propagandas institucionales y en las noticias relacionadas con violencia de género pero DESDE SU PROPIA IMAGEN, con su propias fotos, con su propio espejo, dudo que una noticia tan escabrosa como la de Rosa Cely toque las fibras masculinas como esta semana logró tocar las de miles de colombianas, yo incluída, apática y pesimista de que esto cambie algún día. Lo veo en la calle cuando un hombre vuelve su mirada sobre las nalgas de una mujer que pasa, lo veo en las noticias con los casos de violencia extrema sobre mujeres que jamás protegerá el Estado.

Usted, junto con varias defensoras incansables más dan una luz, pero Jineth, cuando me entero de estas noticias dudo de que termine mis días en este país sin dejar de sentir un solo día que de alguna manera se menoscaba mi dignidad. Si no es sobre mi cuerpo será sobre el de otras mujeres y por extension, a mí. Cuando se viola a una mujer no se le viola a ella sola. Se ejerce el poder del inmenso aparato machista que nos zahiere a todas.

Un saludo,

Diana González

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