lunes, 1 de octubre de 2012

Las mujeres de Lorca



Ahora que estuve en unas mini-vacaciones en Medellín, tuve la oportunidad de ir a ver la obra Lorca a cargo de Anamnésico Colectivo Teatral.

Cuatro historias de vientres, de sangre y de lágrimas de mujer se entremezclan en esta pieza basada en textos de Federico García Lorca para traer ante nuestros ojos y nuestras vísceras, las batallas tan íntimas de estos personajes femeninos... personajes perdidos tal vez, bien en el tiempo, bien en la profusión y la grandeza de su obra literaria.

El lugar, un costurero. Dónde más sino allí, un lugar tan sencillo y cotidiano donde explotan en voz baja las más hondas tristezas. Dónde más sino allí, ese lugar humilde, que guarda la compostura, que de puertas para afuera cumple con lo establecido mientras en su interior cada puntada cuenta una amargura. El costurero es necesario porque el costurero es como una mujer inmensa que exprime llantos, que cose sueños, que engendra hijos, que vela amores. Allí, para bien o para mal según el caso, se encuentran las mujeres de esta historia. 

Desde el primer instante la fuerza de los personajes eriza la piel. El vestuario maravilloso propone ciertas sensaciones que se hacen realidad al compás de una música tremenda. La primera parte le hace a uno aguar el ojo... No sé si es el dolor de hembra, no sé si es el dolor de especie, no sé si el dolor de patria, pero las líneas le revuelcan a uno las entrañas.  

Poquito a poco trata el espectador de acomodarse a las historias, pero el objetivo no es ordenarlas o entenderlas; a estas mujeres en su momento hay es que vivirlas... ¡y a cuál no! Así es también en la vida... 

La obra es sucinta, es fuerte,  avanza a paso firme mientras nos revela las tantas formas de ser mujer. Mujer con o sin hijos, mujer sola, mujer con marido; mujer viuda, mujer prisionera, mujer víctima, mujer soberana; mujer dominada, mujer tirana, mujer vacía. Todas al fin y al cabo, mujer en llamas... 


...Pensaba yo mientras escuchaba, que la guerra aquí o allá es la misma, y que sigue viva, y que las mujeres siguen siendo sus más frecuentes víctimas. Que los dolores que estremecen a una mujer recaen siempre sobre la humanidad entera y que sus penas se convierten en herencias, y que sus prisiones son grilletes para todos. 
Que la mujer es fuego pero no es para cualquiera. Que el amor de madre es el que más duele. Que la dignidad es más fuerte que la muerte, y la libertad, más importante que la vida. 

"¡Yo soy la libertad porque el amor lo quiso!

¡Pedro! La libertad por la cual me dejaste. 
¡Yo soy la libertad herida por los hombres!
¡Amor, amor, amor y eternas soledades!"

          - Mariana Pineda (Federico García Lorca)

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