Como habíamos mencionado en entradas anteriores, el útero es el órgano del placer femenino, el centro del esqueleto erógeno de la mujer, y por tanto, parte fundamental de su bienestar. Como lo menciona Casilda Rodrigañez en su libro Pariremos con Placer, "un útero suelto y relajado tiembla por cualquier cosa, como la medusa suspendida en el mar: cuando está grávido, y se deja llevar sutilmente por la fuerza de la gravedad; cuando menstrúa y tiembla al abrir un poco el cerviz (...) al igual que el imán imanta una barra de hierro, la irradiación del placer desde el útero, abarca todo el cuerpo y, en cierto sentido, lo transforma".
Es momento de recuperar el placer. De reencontrarnos con nuestro útero pez, rana, medusa. De permitirnos saborear una y otra vez la entrega a ese estado pre-orgásmico permanente producido por un útero relajado y libre.
Pero ¿cómo avanzar hacia allá sin saber si quiera dónde está o cómo se siente en nuestro vientre? Para recuperar la presencia del útero en el cuerpo, les comparto estos ejercicios publicados en el blog Estudio sobre el útero.
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